Quejigar en Leoz
ROBLEDALES DE ROBLE PUBESCENTE (Quercus humilis)
y QUEJIGO O ROBLE CARRASQUEÑO (Quercus faginea)

Encajados en las cuestas y sobre terrenos pedregosos donde la agricultura resulta imposible, los montes de roble pubescente y quejigo ocupan una gran extensión en el territorio de La Valdorba.

Las hojas de robles y quejigos en muchos casos permanecen secas, sin caerse del árbol durante la época de parada vegetativa, fenómeno conocido como marcescencia, lo que da un aspecto inconfundible a estos bosques en invierno.

Estos robles forman preciosos bosques con gran abundancia de especies acompañantes, ya que sus copas, formadas por ramas retorcidas, permiten el paso de los preciados rayos de sol que son bienvenidos por el eléboro (Helleborus foetidus), las ollagas (Genista scorpius) y otaberas (Genista hispanica), gorrillones (Crataegus monogyna), pacharanes o endrinos (Prunus spinosa) y numerosas especies de orquídeas (Orchys.sp.).

Es frecuente encontrar dentro del robledal otros árboles como los ginebros (Juniperus oxycedrus), carrascas, pinos royos o algún astigarro o arce, además del omnipresente boj (Buxus sempervirens), manicas de Dios (Lonicera etrusca), marmaratilla (Viburnum lantana), pelaburro (Cornus sanguinea), rosal silvestre (Rosa arvensis), escaramujo (Rosa agrestis), hiedra (Hedera helix), palmicas (Ruscus aculeatus), gorrinchas (Arctostaphylos uva-ursi), además de Hepatica nobilis, Carex flacca, Melica uniflora, Primula veris, etc.

El roble pubescente y el quejigo, aunque son especies perfectamente diferenciadas, en muchos casos sus propágulos sexuales se entrecruzan para formar híbridos que generalmente presentan características de ambos. El porte, la copa y el tronco de estos dos árboles son muy difíciles de diferenciar, pero las hojas pinchudas y coriáceas por el haz y con un tomento fino por el envés del quejigo, son lobuladas y pubescentes (provisto de pelos) por el envés en el caso del roble peloso, al igual que los ramillos.

El roble peloso o pubescente es más exigente en cuanto a la humedad del suelo y por tanto requiere lluvias más abundantes y repartidas más uniformemente a lo largo del año que el quejigo, el cual puede soportar veranos excepcionalmente secos. En las zonas donde la sequedad es más intensa el quejigo se acompaña de la chaparra o coscoja (Quercus coccifera).

El Quejigal presente en la Valdorba pertenece a la asociación Spiraeo obovatae-Quercetum fagineae (Cód. UE 9240). Es la formación forestal dominante en el Lugar. Se trata de un conjunto de bosques, cada uno de ellos con superficies reducidas (no son mayores de 50 hectáreas), y relativamente jóvenes, indicativo de que en el pasado fueron sometidos a talas, carboneo y quemas. Los quejigos más viejos, de gran porte, apenas son una decena.

El quejigo comparte el estrato arbóreo con el arce de Montpellier (Acer monspessulanum) y roble pubescente, con el que se hibrida. En el sotobosque abundan Viburnum lantana, Spiraea hypericifolia subsp. obovata, madreselva (Lonicera etrusca), rosales silvestres (Rosa agrestis, R. micrantha, Rosa corymbifera) y espino albar (Crataegus monogyna).

La comunidad vegetal de bosque de roble pubescente (Roso arvensis-Querceto humilis) presente en el LIC de Montes de la Valdorba es una de las más meridionales de Navarra. El roble pubescente aparece aquí formando parte de los bosques de quejigo (como pies aislados), o hibridándose con él (por tratarse de un límite de distribución con el quejigo es muy difícil saber si el área de distribución potencial del robledal ha variado con respecto al área actual).


Quejigar en Garinoain

Manicas de Dios

Roble monumental en Echagüe

Desde hace miles de años las densas y valiosas leñas de estos robles han sido utilizadas para calentar las casas de la comarca y este es uno de los aprovechamientos tradicionales que más ha marcado a estos bosques. Para la obtención de leñas muchas veces las masas de robles se han cortado a mata rasa como monte bajo, cortando los nuevos brotes de cepa cada 10 o 12 años. Otras veces los árboles se desmochaban para favorecer la formación de ramas en la copa que después serían cortadas con el mismo fin. Actualmente el aprovechamiento de leñas es testimonial, lo cual ha llevado a los bosques de roble a un estado de densificación e invasión del matorral que impide en muchos casos el acceso al monte y desplaza a especies de alto interés como la liebre, el conejo y muchas rapaces que utilizan los claros como cazadero.

El quejigo es muy representativo en la Valdorba; la mayor parte de sus bosques son relativamente jóvenes debido a la acción antrópica (talas, quemas, carboneo) existiendo muy pocos ejemplares de grandes dimensiones. En las cercanías de Echagüe se puede encontrar un roble monumental cuyo tronco no es abarcado por los brazos de menos de cinco personas. Algunos de los parajes donde se pueden ver quejigares en un buen estado de conservación y madurez son El Monte del Robledal, Monte Viejo ambos al sur de Sánsoain (ladera norte de la sierra de Guerinda), y el Monte de Olleta, declarado Reserva Natural, constituye un Hábitat de Interés Comunitario dentro de la Directiva Europea de Hábitats. Otros quejigares son El Monte del Conde, Peña del Zorro (Maquirriain), y el Monte (Pueyo). En cuanto al roble pubescente, no se incluye como Hábitat de Interés Comunitario pero sus montes en la Valdorba forman parte de las masas más meridionales de Navarra (paraje de La Marquesa y monte de Olleta donde son muy abundantes los híbridos Quercus x subpyrenaica).

La fauna que frecuenta el robledal es similar a la de los carrascales: raposos, ginetas, fuínas (garduñas), paniquesas, tejudos, ardillas, mixarras, liebres y conejos. Se han visto huellas de gatos monteses en el Monte de Arriba (Iracheta) y los jabalíes han proliferado mucho debido a la densificación del bosque, circunstancia que favorece mucho a este mamífero.

Los montes de roble carrasqueño y pubescente produce setas como gibelurdiñas (Russula virescens), gibelgorris (Russula torulosa), escarlets (Hygrophorus russula), hongos de diversas especies y las misteriosas trufas (Tuber melanosporum) , por lo que estos robles se han utilizado y plantado junto con la carrasca, el avellano y el tilo con el fin de obtener la preciada trufa negra. En las inmediaciones de Unzué se pueden ver varias de estas plantaciones que se realizaron hace unos doce años en las que se plantaron carrascas, robles y avellanos micorrizados con trufa negra. Recientemente se han realizado más plantaciones aunque únicamente con encinas micorrizadas ya que se ha comprobado que mantiene una mejor producción.