Íntimamente relacionados
con la fertilidad de los suelos y la humedad, los pastizales
son formaciones delicadas que en la mayoría de
los casos necesitan del ganado o de las siegas periódicas
para poder perpetuarse en el tiempo. Los prados y pastizales
aparecen en zonas de poca pendiente, fondos de valle,
contornos de las riberas y bordes y claros de bosque.
Los pastizales son los primeros
ecosistemas en sentir las primeras lluvias de forma
que con las primeras aguas de la primavera y del otoño
reaccionan regalando la primera remesa de hongos o champiñones
(Agaricus campestris), senderuelas
(Marasmius oreades) y pedos de lobo (Lycoperdon
perlatum) de la temporada mientras los bosques esperan
precipitaciones mayores que no solo se queden retenidas
en sus copas.
En el entorno de los pastizales
encontramos pequeñas charcas de agua preparadas
originalmente para abrevar al ganado y que aún
hoy siguen haciendo su función. Actualmente estas
pequeñas superficies de agua tienen un gran interés
por la fauna silvestre asociada que vive en ellas como
anfibios, reptiles y especies que las utilizan en la
época estival cuando los arroyos se secan, como
corzas, jabalíes, perdices, y otras muchas aves
y mamíferos silvestres.
Los prados y pastos prosperan
por toda la Valdorba casi siempre en parcelas de poca
extensión que son pastadas por ovejas, yeguas
o vacas. Son de destacar los prados adehesados con roble
del paraje del acebal, al lado del Monte de Arriba,
donde en primavera hay una explosión de ambulas
o gamones (Asphodelus albus) y florecen la rosicas
de pastor (Rosa canina), otaberas y tomillos
dispersos. Además estas zonas abiertas son frecuentadas
por muchas aves especialmente rapaces como los cernícalos,
colabadejos, águilas calzadas, águilas
culebreras, etc.
|