Este pino de corteza cenicienta,
de acículas finas de color verde claro, es fácil
de reconocer por sus piñas que se insertan al
ramillo por medio de un pedúnculo. En la Valdorba
los pinares de pino carrasco son poco abundantes y sólo
se pueden ver pequeñas masas procedentes de repoblación
aunque se puede pensar en la existencia de algún
rodal autóctono, como ocurre en las comarcas
navarras próximas. En los canecillos de la preciosa
iglesia románica del Santo Cristo de Katalain
podemos admirar una piña de pino carrasco con
su pedúnculo característico, señal
inequívoca de que el artista tuvo de modelo un
pino de esta especie en las secas inmediaciones.
El pino carrasco está
muy bien adaptado al clima mediterráneo más
severo y habita principalmente en suelos calizos de
la mitad este peninsular y a las orillas del mediterráneo.
En Navarra se puede observar a este pino viviendo de
forma natural en las proximidades de las Bardenas Reales
(Carcastillo) a pesar de la intensa aridez de la zona.
En Pueyo se encuentran las plantaciones más extensas
aunque en total en la comarca no se superan las 60 ha.
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