Hayas jóvenes en la Sierra de Alaiz
HAYEDOS y FAYALES
Fagus sylvatica

La mayor parte de los hayedos de La Valdorba están concentrados en el término municipal de Unzué, en las zonas más elevadas de la sierra de Alaiz por encima de los 900 m de altitud, prácticamente al límite de la comarca. En Leoz, dentro del concejo de Iracheta, existe un pequeño bosque de hayas rodeado de robledales y pinares en el paraje de la Marquesa. Este rodal es muy singular desde el punto de vista botánico ya que representa el límite meridional de distribución del hayedo en Navarra. Se incluyen dentro del hábitat europeo Cód. UE 9150 (Hayedo Calcícola y Xerófilo de Epipactido helleborines-Fagetum sylvaticae). Se encuentra acantonado en una ladera norte donde la humedad ambiental le permite vivir.

Aunque los hayedos forman parte de la tradición, usos y costumbres navarras, estudios polínicos confirman que el haya llegó a nuestra provincia hace tan solo unos 3000 años, desplazando a otras frondosas de montaña como el roble albar (Quercus petraea), el cual antiguamente ocupaba gran parte de hayedos actuales.


Melittis melissophyllum

Hepatica nobilis

Scilla lilio-hyacinthus
En los hayedos de la Valdorba no falta el Boj junto con otras plantas basófilas; bonitas orquídeas como Cehalanthera damasonium y otras plantas como los eléboros (Helleborus foetidus, Helleborus viridis), Melittis melissophyllum y Hepatica nobilis.

En las zonas del borde del hayedo, con más insolación, crecen las aromáticas fresas silvestres.

En primavera, las bellas flores del martagón (Lilium martagon), alegran la vista del paseante.

Con frecuencia se encuentran acebos en el hayedo.

Los bosques de hayas requieren de abundantes precipitaciones; viven en zonas de mucha humedad atmosférica como las umbrías o partes altas de las sierras donde abundan las precipitaciones horizontales (nieblas que dejan sus finísimas gotas condensadas en las ramas y las hojas de los árboles y arbustos). Se trata de una especie de porte elevado, aunque generalmente han sido desmochados para la obtención de leñas y lucen copas muy amplias formadas por gruesas ramas. Sus hojas anchas colocadas horizontalmente, interceptan los rayos solares impidiendo el crecimiento de casi cualquier vegetal bajo su copa, exceptuando su propio regenerado y especies como Anemone nemorosa, Hepatica nobilis o Scilla lilio-hyacinthus que están adaptadas a vivir con poca luz. Sus frutos, los hayucos, tienen un gran contenido en aceite y son comidos por muchos animales especialmente palomas torcaces, ardillas, ratones y jabalíes. La madera de haya es muy empleada en ebanistería y carpintería por su bonito color claro, además su flexibilidad ha permitido utilizarla para mangos de herramientas y palas para jugar al frontón. Sus leñas tienen un alto poder calorífico, siendo muy buenas para la fabricación de carbón vegetal, como sabían los vecinos de Unzué, donde hasta hace pocos años se producía gran cantidad de carbón fabricado a partir de la madera de haya.

En el entorno del hayedo aparecen varias especies de setas comestibles: el aromático ziza ori o rebozuelo (Cantharellus cibarius) se coge de forma abundante en los hayedos de Alaiz y en el hayedo de La Marquesa, al igual que las gamuzas o lenguas de gato (Hydnum repandum, Hydnum rufescens). En algunas ocasiones, en las zonas periféricas del bosque, se han recogido hongos blancos (Boletus edulis). Además la humedad de los hayedos permite el crecimiento de otras setas como la blanca y gelatinosa Oudemansiella mucida o el colorido y medicinal Trametes versicolor.