Regenerado de Pino Royo en Monte de Abajo
PINARES DE PINO ROYO, LERGORRI O PINO ALBAR
Pinus sylvestris var. pyrenaica
Aunque son escasos los bosques de pino royo que se encuentran en la comarca, es frecuente observar vetustos pinos solitarios en varios valles y laderas de la Valdorba norte, como Uzquita, Iracheta, Leoz o dentro del hayedo de la Marquesa en donde se conservan ejemplares viejos y monumentales. Se trata de una variedad propia de la región y caracterizada por su ramaje tortuoso y serpenteante, adaptado a las condiciones de mayor sequedad de estas montañas prepirenaicas. El pinar royo, como auténtica formación boscosa, constituye buenas masas en la ladera norte del valle de Astigarros (la Marquesa), donde en el año 2001 se produjo un pequeño incendio que fue sofocado con rapidez. A esta masa de Iracheta y el resto de pinos aislados de la Valdorba hay que considerarlos autóctonos y de origen natural, aunque se encuentren a varios kilómetros de los bosques más cercanos de la misma especie en el Pirineo navarro. Actualmente el pinar de Iracheta se encuentra en fase de recuperación con abundante regenerado. Durante cientos de años y hasta bien entrado el siglo XX no se disponía de otro alumbrado en la Valdorba que no fuese el de los leños enresinados o tiedas. Las tiedas se extraían a modo de láminas de los troncos de los viejos pinos royos y servían para alumbrar las casas y calles en las noches valdorbesas.

Viejo ejemplar de Pino royo

Rubus ulmifolius

Los pinos royos o albares con sus características cortezas asalmonadas y sus copas glaucas son árboles de montaña que abundan en el Sistema Ibérico, en la Cordillera Pirenaica y en el Sistema Central, donde son conocidos por su excepcional madera. Se trata de una especie que requiere mucha luz para su buen desarrollo, pudiendo llegar a los 30 metros de altura; aunque en la Valdorba no encontremos tales tallas. Éste es un bosque húmedo provocado por su situación de umbría, mezclado habitualmente con altos bojes (Buxus sempervirens) que dominan el sotobosque, además de ginebros o enebros (Juniperus oxycedrus), maspiles (Sorbus torminalis) y robles pubescentes (Quercus humilis), debajo de los cuales suelen abundar los musgos. Otros arbustos presentes en el pinar son los gurrillones (Crataegus monogyna), rosicas de pastor (Rosa canina) y zarzas (Rubus ulmifolius), que a menudo acompañan al boj formando espesuras que dificultan el trasiego por el bosque.

En septiembre abundan las deliciosas moras que suministran alimento a la fauna silvestre y, claro está, al sediento viandante.

Estos pinares producen grandes cantidades de las setas comestibles de las especies más apreciadas, como robellones (Lactarius deliciosus), basilares o sanfranciscanicas (Tricholoma portentosum y T. terreum), ziza hori (Cantharellus cibarius, Cantharellus lutescens, Cantharellus tubaeformis) y hongos (Boletus edulis y Boletus pinicola). En los pinares naturales de Iracheta se han encontrado buenas producciones de Cantharellus lutescens en los intempestivos meses de enero y febrero, y en otoño son muy frecuentes los hongos mocosos (Suillus luteus y Suillus granulatus) y robellones.