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ANÁLISIS SOCIOECONÓMICO

El número de recolectores expertos de setas en la comarca de la Valdorba varía en torno de una a tres personas en cada una de los núcleos rurales de la comarca. Se puede estimar el número de recolectores expertos en la comarca en 17 personas. Lo que supone un total de un 1 % de la población total. Sin embargo, aproximadamente un 30% de la población local practica la recolección de setas anualmente.

Las especies que más se recogen en Valdorba, son: los champiñones (Agaricus campestris), ilarraka (Clytocybe nebularis), plateras (Clitocybe geotropa), seta de cardo (Plerurotus eryngii), negrillas (Tricholoma terreum), robellón (Lactarius deliciosus), senderuelas (Mariasmus oreades), roseta de Álava (Clitocybe alexandrii), galampernas (Macrolepiota procera), angula de monte (Cantharellus lutescens), pies azules (Lepista nuda) y pies violeta (Lepista personata) y en menor medida rebozuelos (Cantarellus cibarius), boletus grupo edulis, perretxicos (Calocybe gambosa), barbudas (Coprinus comatus), el scarlet (Hygrophorus russula), seta de chopo (Agrocybe aegerita), gamuza (Hydnum repandum), mocosos (Suillus luteus) y el porro de carrasca (Leccinum lepidum). La tradición de la recogida de setas no está muy arraigada en Valdorba.

Tradicionalmente se han comercializado sólo dos especies, Lactarius deliciosus y Tricholoma terreum, hace unos 30 años, siendo vendidas a catalanes e intermediarios de la Ribera desviándose la producción fuera de la comarca. En esta época la mayoría de la producción se recogía en Guetadar, monte propiedad del Gobierno de Navarra, que no pertenece administrativamente a la Valdorba.

Aunque en estos momentos la comercialización es inexistente, si bien en épocas pasadas, hace veinte años, se comercializaba gran cantidad de robellón en los pinares de la zona, debido a su estado actual de elevada densidad y edad madura, la producción ha disminuido mucho y no puede plantearse una recogida comercial.

La mayor recolección que existe es la familiar o la recreativa, siendo más elevada la primera. En estos momentos existe un micoturismo interior, muy por debajo del poder de absorción de los ecosistemas naturales existentes. Las mayores afluencias de personas se localizan en la zona suroeste de la comarca en los carrascales del Monte del Conde y alrededores, donde acude población de las comarcas limítrofes sobretodo procedentes de Tafalla.

Los circuitos de comercialización son inexistentes. Los mejores recolectores salen fuera de la comarca cuando quieren vender las setas.

Igualmente no existen prácticamente conflictos entre recolectores de la misma comarca ni con otros de comarcas vecinas o lejanas.

Un 80 % de los recolectores ven con buenos ojos las iniciativas de fomento de la recolección turística de otras provincias, y un 60 % una normativa que regule en caso de existir verdadera presión sobre el recurso.

Desde MICOVALDORBA se han planteado distintas acciones para el fomento del sector de la trufa en La Valdorba. No era comprensible una buena puesta en práctica de dichas acciones sin conocer la opinión de los verdaderos agentes del sector.

Los técnicos del proyecto entendieron que era necesario un estudio socioeconómico que revelara las verdaderas carencias y potencialidades del sector, y marcara las pautas de actuación en un futuro. Este análisis socieconómico ha sido ampliado en el caso de la trufa a toda Navarra, gracias a la colaboración de la Asociación de Truficultores de Navarra.

Desde la creación en 1990 de la Cooperativa de Truficultores de Navarra, coincidente con las primeras plantaciones, sólo han comenzado a producir el 40%. Además, son pocos los recolectores que realizan la recogida en las truferas naturales y desde hace pocos años, unos 5 de media.

La experiencia en cuanto a la recolección de trufa en Navarra es todavía escasa, y esta poco asentada en comparación con otras zonas de España donde la recolección lleva ya prácticamente medio siglo y las primeras plantaciones se hicieron hace ya más de 30 años.

A pesar de ser un momento de escepticismo y desconocimiento en cuanto a los resultados, la intención de ampliar la superficie cultivada es sin embargo muy fuerte, de un 82,5 %. Se ampliarían las zonas a plantar hasta en un 50 %. Esta intención de plantar no depende de la reducción de ayudas de la PAC, según los entrevistados.

El 83,78 %de las veces el porcentaje anual de su renta obtenido gracias a la recolección de trufa es nulo. Igualmente, para los que sí, el porcentaje medio es del 3,58%.

Se puede deducir de esto que lo que lleva a plantar en muchos casos es la ilusión, más que la rentabilidad. Una parte muy importante de las plantaciones proceden de tierra agrícolas, situándose la edad media del truficultor en torno a los 50 años. En muchos casos se destina estas tierras con la intención de ser un entretenimiento de cara a la jubilación.

En el caso de que aumentaran las ayudas a la truficultura tampoco existe la intención de superar ese 50%. Esto es debido a la incertidumbre del 45,5% de los truficultores en saber si las plantaciones producirán o no. Además, la existencia de otros cultivos alternativos de mayor rentabilidad frenan mucho a un 97,5% de los truficultores a nuevas ampliaciones.

Podemos concluir este apartado diciendo que si no se planta más es por desconocimiento a la verdadera rentabilidad de este recurso, y queda relegado como una actividad complementaria o de ocio.

Los truficultores piensan que sus plantaciones no producen o bien porque tienen mala planta (42,5 %) o porque son muy jóvenes (52,5 %). Aunque están convencidos de que la tierra es buena en el 90 % de los casos, pero que no se conocen los correctos tratamientos a emplear en un 97.5 % de los encuestados.

El 57,5 % de los entrevistados estaría dispuesto a vivir exclusivamente de la truficultura si se confirmaran las producciones por ha y hubiera un mayor conocimiento de los tratamientos.

Hay acuerdo generalizado (97,5 %) en la necesidad de una regulación de la recogida de trufa en Navarra, donde figurarán normas para una buena recolección, regulación de los terrenos de recogida, buena comercialización, y para el fomento y protección de la truficultura y de los bosques productores. La necesidad de una licencia de recolector de trufas se demanda en un 72.5 %.

Descárgate las conclusiones del análisis socieconómico de los truferos de Navarra (105 Kb).

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